Verdaderamente, no sé si será
casualidad, pero desde que está Cospedal al mando, en Castilla-La
Mancha, ocurren sucesos que nos hacen volver la vista cincuenta años
atrás. Hace días al alcalde del pueblo manchego, Villamayor de
Calatrava, le dio por cambiar
los nombres de varias calles, porque se nombraba a personajes no
conocidos, tres de ellos eran: Pablo Neruda, Pablo Iglesias y Tierno
Galván. Pero, eso sí, sin intención política, fue para poner nombres
típicos del pueblo, como “El canto de los mayos”o “La romería de San
Isidro”. Por cierto, que a una avenida nueva le han puesto –supongo que
en honor del alcalde pepero— el nombre de “Borriquito”, y a una plaza le
han dado el nombre de “La Roja”, pero no, no se hagan ilusiones que no
es por Pasionaria, sino por la selección española.
A
ese episodio que ocurrió hace días, se une otro dislate franquista, el
del alcalde pepero –¡oh casualidad!— del pueblo toledano de Méntrida. Un
señor muy majo, pero muy franquista --tanto que dice que en tiempos del
asesino se vivía mejor—, que ha celebrado hoy durante las fiestas del pueblo,
un homenaje a la bandera y a los caídos por Dios y por España. Eso sí,
sin rencor, como si la cosa no fuera con el alcalde, que defiende la
decisión a capa y espada. Claro que ante una denuncia, al título del
acto le han quitado lo de Dios. Y en él ha participado un regimiento de
transmisiones y el Secretario General del Estado Mayor del Ejército.
Como ven ustedes, un acto muy solemne. Ya me explicarán que hacía un
alto cargo del ejército y un regimiento ensalzando a los caídos, que ya
sabemos qué caídos son.
Yo, que soy un mal pensado, creo que
visto que hay una ley, aunque sea “light” y superficial, de la Memoria
Histórica, a lo mejor habría que aplicarla, por ejemplo, para imputar a
alcaldes y militares franquistas por apología del franquismo.
Pero
en fin, aquí está claro que todo el mundo da por hecho que el PP va a
ganar y que estas cosas van a darse con normalidad, si no, no se
entiende que se autorizara el acto. Como si estos episodios fueran un
prólogo de una larga pesadilla.
Y es que todo se vuelve en
blanco y negro, y como estos ganen, vemos a la Cospedal, otra vez, con
su mantilla y peineta, acompañando la entrada de Rajoy, en la Moncloa,
bajo palio. ¡Que dios (es un dicho, todavía no he vuelto al redil) nos
coja confesados!
Salud y República
http://rafa-almazan.blogspot.com/
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