Coincidiendo con su última acción, el “Anti-Belén”, Leo Bassi habla en esta entrevista acerca de temas de actualidad, evocando recuerdos y encarando, como siempre, a la jerarquía religiosa. Según dice, en el barrio donde eligió vivir, Lavapiés, encuentra todo lo que necesita, y un pueblo dispuesto a luchar.
Por Waldo Waldellis
IeR: Háblanos de tu última acción, el montaje de un Belén poco convencional, y qué tiene que ver con tu posición anticlerical.
LB: la instalación que realizamos en la Tabacalera de Madrid, más conocida como el “anti-belén”, es parte de mi permanente lucha por desenmascarar las mentiras e hipocresía, en este caso de la jerarquía sionista. En efecto, la idea era escenificar la realidad que viven todos los días los palestinos, en términos de represión, por parte de las autoridades israelitas. Cambiamos los protagonistas del típico Belén navideño, por soldados de juguete, tanques, excavadoras y un trozo del muro que Israel levantó para segregar al pueblo palestino. Tuvimos mucho éxito, acudió gente de manera incesante mientras la instalación estuvo allí, y nuestra función fue la de explicar el componente político de tal acción.
IeR: Es decir, ¿es una muestra de solidaridad con el pueblo palestino?
LB: Sí. Pertenezco a una generación que canalizó sus muestras de solidaridad con un pueblo oprimido. Hoy en día, veo que esto sigue, y eso me alegra. Soy de la época donde la gente se volcaba con el mundo árabe, por su liberación, eran los tiempos del presidente Nasser, de las intifadas, etc.
IeR: Entonces, ¿tiene que ver con tu posición política?
LB: Sin ser dogmático, me siento identificado con el Anarquismo. Mi posición anticlerical me ha sido transmitida por mi padre, es decir, hemos trabajado siempre para los obreros, y en ese sentido nos negamos a creer en personas que hablan sobre mensajes divinos desde un trono, forrados de oro y privilegios. Provengo de una familia dedicada al circo desde hace varias generaciones, hemos sido nómadas, no creo ni en las fronteras ni en los mapas. Recuerdo una vez en que, mi padre, me dijo: “si quieres ser un gran malabarista, debes entrenar y trabajar con mucha disciplina, por que ni Dios te va a ayudar cuando salgas a la pista (risas)”, ¿me entiendes? Nuestro oficio se basa en un profundo sentido del equilibrio, y del materialismo, de lo físico y de lo sensorial. Por otro lado, como sabes, he sido víctima de atentados terroristas por parte de la ultraderecha española, quienes me han puesto dos bombas en el teatro donde
presentaba mi espectáculo “Revelación”. Cierto día decidí dirigirme a la sede de la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo) a denunciar mi caso, y me trataron como a un payaso (risas). Como podrás comprender, es parte de una lucha, la mía, que se dirige hacia los portadores del mensaje único, de la intolerancia.
IeR: Iglesia, política, corrupción, crisis … ¿tienen idénticos orígenes, se entrecruzan?
LB: La Iglesia Católica tiene gran parte de la culpa en esta crisis; si diferenciamos con otros países de Europa, donde por ejemplo en Alemania su economía ha crecido algunos puntos, no sé, creo que en España los curas, en armonía con la derecha y los empresarios, tienen a este pueblo un poco domesticado. El franquismo pervive, cómo no, y aunque los políticos del PP intenten desligarse, no pueden conseguirlo. Me parece que lo tienen todo atado, y bien atado por el momento. Religión, política y empresa son una tríada de dominación, para preservar sus privilegios a costa de los obreros.
IeR: Ya que hablas del PP, ¿qué te parece que el ex presidente Aznar tenga tantos sueldos?
LB: Bueno, es insultante en esta época de tantas carencias para la gente. Yo creo que la izquierda en España ha subestimado al enemigo, lo primero es dedicarse a conocerlo por dentro. Por ejemplo, yo he infiltrado a dos amigos en la FAES (Fundación para el Análisis y Estudios Sociales, que preside Aznar), ellos van a sus famosos seminarios y luego me cuentan las barbaridades que allí se exponen (risas); además, he leído el magnífico libro de Aznar (“Carta a un joven español”), y mis amigos me dicen “pero, cómo puedes leer eso?”, y yo les contesto que hay que hacerlo, ese libro es una porquería, pero es un vehículo de transmisión de la cultura fascista.
Hace poco, junto a otro amigo, pagamos la afiliación a www.hazteoír.org, una web de la ultraderecha que también organiza charlas, y que ha promovido una campaña contra mí. Pues bien, ingresamos a uno de sus actos, intentaron echarnos, nos llamaron de todo, pero ahí nos quedamos, interesándonos por oír sus mensajes fascistas, para eso nos afiliamos (risas). La izquierda parece que está más concentrada en despejar sus problemas que en radiografiar a sus enemigos, y eso es un fallo tremendo.
IeR: ¿Cómo lucha Leo Bassi contra este estado de cosas?
LB: Mira, mediante mi oficio, que es hacer reír y pensar a la gente, en concreto, tengo pensado volver a activar el “BassiBus”, recuerdas? Bueno, ya hemos hecho hace tiempo algunos tours por campos de golf, infraviviendas, etc., ahora le toca el turno al lujo y al desparrame de los ricos. Pienso organizar algunas salidas y visitar junto a quien se quiera apuntar, a las nuevas y viejas urbanizaciones de lujo, villas de chalés, y sedes de grandes grupos empresariales, y decirles que estamos al tanto de determinados estilos de vida basados en el expolio de los trabajadores. Mucho de los fondos recaudados en mis espectáculos, los utilizo en este tipo de acciones.
IeR: Pero, ¿qué piensas acerca de la crisis, de cómo debería responder la gente ante esta situación?
LB: Pienso que la crisis está aquí, y en ese sentido, las respuestas deben ser personales, particulares. Debe haber un control muy exhaustivo sobre los políticos, sobre los partidos, en una sociedad donde el Estado no puede, o no alcanza a llegar a controlar cada cosa que pasa. Yo creo más en una ética individual, que en acciones colectivas, no sé, puedo estar equivocado, pero así como no creo en el Estado como organizador y controlador colectivo, antepongo la moral y la decencia individual frente a la situación caótica que estamos pasando, y esto que digo, también puede traducirse en acciones concretas. Por último, decir que necesitamos más espacios para la contracultura, la cultura oficial responde a un discurso oficial, debemos ser más contestatarios en la parcela que nos toca, y hacer del arte una herramienta permanente de lucha y provocación.
Internacionalistas en red/Iniciativa Comunista
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